Agón (ἀγών) es un término que proviene del griego antiguo y que hace referencia a una gran variedad de significados que aluden, según el contexto, a la competición, a la lucha, al combate, pero también hay usos que aluden a la vehemencia con la que se actúa en una circunstancia, momento crítico o decisivo. Precisamente, la palabra agón se construye – como tantas palabras griegas – de la raíz indoeuropea *ag (conducir), lo que permite comprender que el término agón o el espíritu agonal se refiere a la competición que conduce a la victoria o a la derrota.
Muchas de las competiciones en el contexto de la Grecia Antigua eran de carácter sagrado, donde el premio a la victoria no solamente era una coronación sino que se tenía el privilegio, según la creencia, de permanecer siempre en la memoria de los hombres y en el afecto de los dioses.
Estas acepciones griegas nos permiten revestir al término agón o espíritu agonal de un valor estético y moral, ya que, en toda competición, sea deportiva, artística, literaria, musical o jurídica, se debe buscar vencer con honor, lealtad y belleza, principios griegos que son propios de los hombres justos y bondadosos.
Lema: Espíritu agonal, es luchar incansablemente por la verdad, la justicia, el honor y la bondad.