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Esta es la razón por la que hacemos lo que hacemos en Agón & Asociados, buscar la justicia que tantas personas creen desaparecida.
En Agón & Asociados, todo nace de una convicción profunda: la justicia existe. No siempre es visible, no siempre es fácil alcanzarla, pero creemos en ella. No como una idea abstracta o inalcanzable, sino como una meta concreta por la que vale la pena trabajar.
Nuestra historia comienza, como muchas otras en este campo, con la necesidad de entender y transformar lo que no está funcionando. Nuestro fundador y cabeza, Juan Guillermo Agón, empezó su camino en el mundo del derecho con esa misma motivación que tienen tantos jóvenes que eligen carreras como Derecho, Ciencias Políticas o áreas relacionadas con la justicia social: la necesidad de aportar algo al mundo. De cambiar, desde el conocimiento, lo que duele, lo que se repite y lo que se perpetúa.
Pero en ese camino también llegó el desencanto. Como estudiante y luego como docente, Agón se enfrentó una y otra vez a la misma realidad: el sistema judicial, como muchos otros sistemas (el político, el gubernamental, etc), está lleno de obstáculos. Que hay estructuras que, más que permitir la justicia, la retrasan o la deforman. Que muchas veces, lo que debería ser una solución, se convierte en una nueva barrera.
Sin embargo, aquí seguimos. Precisamente porque saber que la justicia es difícil de alcanzar, no significa que entonces debamos de renunciar a ella. Saber que hay quienes la desvían, no significa que dejemos de buscarla. Saber que no siempre llega a tiempo, no significa que no valga la pena hacer todo lo posible por alcanzarla. Porque al llegarnos estas palabras de personas que representamos: “Ha sido un proceso difícil y más con los abogados que nos hemos encontrado en el camino súper insensibles. Gracias a Dios ya dimos con ustedes doctor. Lo único que buscamos es justicia. Para que estas cosas no pasen más”, podemos confirmar que hoy más que nunca, debemos luchar por lograr la justicia que nos ha sido arrebatada.
En Agón & Asociados, trabajamos desde ese punto de partida donde reconocemos lo complejo, pero no dejamos que nos paralice. Por eso, cada caso que recibimos lo asumimos con la misma convicción que nos trajo hasta aquí; es decir , que una persona, una familia, una organización o una comunidad que han visto vulnerados sus derechos, merecen no solo acompañamiento legal, sino un compromiso real con la justicia. Esa justicia que puede expresarse en una reparación, en una sentencia favorable, en una mediación lograda… o incluso, en que una persona comprenda sus derechos y no vuelva a quedarse en silencio.
No somos ingenuos, sabemos que muchas veces no basta con tener la razón para que se te reconozca. No obstante, creemos en el poder de la argumentación, de la constancia, de la empatía y, sobre todo, creemos que aún en los sistemas más rígidos, siempre hay espacios para abrir caminos.
¡Por eso existimos y por eso insistimos! Porque hay derechos que necesitan defensa, causas que merecen ser escuchadas y personas que, incluso sin saberlo, están pidiendo justicia. Y mientras eso ocurre, ¡ahí estaremos!
